19 septiembre 2011

Violencia machista


Cambiar mentalidades tan arraigadas en una cultura de siglos, o de milenios, costará tiempo. Pero creo cambiar esa ideología, tan profunda que forma parte de una personalidad hasta confundirse con ella, sólo bastarán una o dos generaciones completas. Lo que históricamente supone unos 30-40 años.

El proceso será duro. No sé si estadísticamente estos asesinatos son más o menos que los que había hace unas décadas (no puede saberse porque antes se ocultaban o se hablaba de "crímines pasionales", cargando la culpa en la infidelidad femenina), pero si fueran algo más es por lo que dice el artículo de Javier Astasio: La mayor parte de las mujeres han asumido su libertad mientras que esos hombres no lo toleran.

Es el duro precio que cuesta la libertad. No debería ser así, pero lo es en todas las conquistas sociales tan importantes y que rompen los moldes de personalidades débiles en el fondo y monstruosos en los actos.

Siempre se dice lo mismo: educación y más educación: en la familia, en la escuela, en la sociedad, en la legislación y en su aplicación. Y es cierto. Hay dos datos que, ante la tragedia de estas noticias, quedan en segundo plano: cada vez más mujeres se atreven a dar el paso y piden ayuda en donde deben hacerlo, y cada vez leemos más noticias de vecinos que o bien llegan a tiempo evitando el crimen, o bien acorralan al asesino antes de que cometa su crimen o impidiendo su huida después de haberlo hecho.

Cuando ha habido casos de violencia física o verbal denunciados son más los hombres que se someten a los cursos de reeducación y al tratamiento psicológico que, en ningún caso, supondrán un atenuante, pues esto ocurre después de su delito. Son conscientes de que esto es así porque se les informa, pero por lo menos están dispuestos a acudir.

Y la realidad es que las mujeres denuncian más, son atendidas, se ordena el alejamiento y muchos la cumplen. Lo que sale en los medios de comunicación es la excepción de la regla: no es noticia que un hombre cumpla la orden de alejamiento y que se someta a esa reeducación. Es noticia lo contrario y sólo cuando se produce la agresión.

En fín, educación a todos los niveles, legislación y su cumplimiento, ayuda para las mujeres que quieren escapar de su cárcel que es su hogar e información, campañas, compromiso social.

El fenómeno de los chavales, tanto unos como otras, que reproden esos papeles machistas y de sometimiento voluntario es realmente preocupante y nuevo, pero tiene una explicación. La adolescencia es la época en que se empieza a forjar conscientemente la personalidad, y en muchos casos rebelándose contra los idearios establecidos. Es decir, se rebelan en este caso contra la ideología que creen predominante en la sociedad: la luha contfra el machismo. Por eso también se insiste en ese tema dando pautas en los colegios e institutos tanto a los chavales como, sobre todo, a los profesores, muchas veces con la complicidad de otros alumnos que son los que mejor pueden detectar esos comportamientos.

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